Corría el año 1897 cuando en la Ciudad Condal se inauguraba el café Els Quatre Gats. Un local promocionado en gran parte por Ramón Casas y que sería el punto de encuentro de los artistas renovadores catalanes. Curiosidades de la Historia del Arte, el cartel que anunciaba la inauguración de dicho café, lo realizó un jóven de dieciséis años llamado Pablo Ruiz Picasso (Huyghe, 1975, p. 398), pero contemos la historia desde el principio.
Ramón Casas nació en 1866 en el seno de una acomodada familia burguesa. Su padre, como muchos hombres en aquellos años de bonanza, había hecho fortuna en Cuba. Muy pronto, en 1877, Casas abandona sus estudios para dedicarse a su auténtica pasión, el arte. Lo hizo en el estudio de Juan Vicens Cots. El siguiente año marcado en el periplo vital de Casas será 1881. En dicho año, fundaría junto con Jaume Massó la revista L’Avens en la que, en lo artístico, se mostraban los nuevos aires modernistas. En ese mismo año, como todo buen pintor que se preciara en los finales del XIX, marchó a París donde continuaría su formación con Carolus Duran y Henri Gervex.
En 1883, llegaría su primer reconocimiento al exponer en la Sala de los Campos Elíseos de Paris, «Autorretrato Vestido de Flamenco», que le valdría el acceso a la Societé d’Artistes Françaises, lo cual le concedía el privilegio de poder participar en dos exposiciones al año sin necesidad de pasar por la criba de un jurado. Un par de años después, en 1885, acude a Madrid para visitar el Museo del Prado, copiando con especial enfásis las obras de Velázquez. Acabando la década, conocerá al otro gran puntal de la renovación plástica en la pintura española (VV.AA., 2006, p.543), Santiago Rusiñol. Con él viajará por Cataluña, Cerdaña y, de nuevo, París. Allí se alojarán en el mítico Moulin de la Galette. Su trabajo, y con él su popularidad, crecen en cantidad y en calidad con exposiciones en Madrid, Berlín y Chicago. Las obras de aquella época mezlcan el academicismo lógico del estudiante avezado que ha bebido, con gusto, de las fuentes clásicas, con el impresionismo imperante en la capital francesa. A dicha época pertenece, por ejemplo, el delicioso «Interior al Aire Libre» en el que podemos apreciar tanto el influjo de Velázquez en la calidad de los objetos que conforman el «bodegón» de la mesa, como el cuidadoso tratamiento de la luz, propio de los impresionistas.
Y volvemos a Els Quatre Gats donde el intercambio de ideas era constante y de donde estaba surgiendo un arte nuevo que el público llamará «modernismo». Casas se convertirá en el pintor de la burguesía, realizará infinidad de retratos de una exquisita pureza cromática con una pincelada suelta y desenfadada. Pero mientras se consagraba como pintor, se introducía también en el novedoso mundo de las artes gráficas, creando auténticas joyas de Art Nouveau para «Codorniu» o «Anís del Mono», que a día de hoy, todos reconocemos con facilidad.
En 1903 presenta al Salon du Champ de Mars de París una de las obras más reproducidas en los libros de Historia de España, «La Carga».
Por aquella época, conocerá a una jovencísima vendedora de lotería llamada Julia Perarie que en poco tiempo pasaría de ser su modelo a su esposa, pese a la oposición familiar debido a la diferencia de edad.
Viajero incansable recorrió Europa, Cuba, Estados Unidos… sus exposiciones, individuales o junto a sus inseparables Rusiñol y Clarassó, se sucedieron sin descanso, al igual que su ingente producción.
Sin llegar a caer en el olvido, ni sufrir padecimientos, como suele ser común en la mitología de muchos pintores, Ramón Casas podriamos decir que fue «pasando de moda», lo que al pintor catalán poco le importó. Siguió pintando y disfrutando con la felicidad que da poder dedicarte a lo que te gusta. Falleció en 1931, siendo enterrado en el Cementerio de Montjuic. Hoy se le reconoce, sin lugar a dudas, como uno de los principales exponentes del Modernismo pictórico español.
Bibliografía
Coll i Mirabent, I. (2002) Ramón Casas: 1866-1932: Una vida dedicada al arte. De la Cierva. Murcia.
Huyghe, R., 1975, El Arte y el Hombre. Planeta. Barcelona.
VV.AA. (2006), Historia del Arte. Ecir. Valencia